Los padres primerizos pueden preocuparse cuando el bebé parece enfermo. Inmediatamente salta la pregunta: “Cómo sé si es grave? Cuándo tengo que llevarlo a urgencias? Cuáles son los síntomas más serios que puede tener mi bebé?”
En primer lugar, si los padres están preocupados deben llamar al pediatra siempre.
Durante las primeras semanas de vida el bebé es un ser muy delicado y existen varios motivos por los que se puede enfermar. Si por ejemplo les parece que el bebé “no se vé bien” o “parece enfermo”, probablemente sea la situación ideal para llamar al pediatra; pero también si el niño o niña no se alimentan como siempre, si tienen tos, fiebre o dificultad para respirar, o si hay vómitos o deposiciones anormales. En todos esos casos es correcto que llamen al pediatra.
Pero, si hablamos de llamar a un servicio de emergencias o simplemente llevar al bebé a urgencias, el simple hecho de no ver bien al bebé es un dato importantísimo. Tanto como si paró de respirar o no tiene un color normal o dejó de moverse y tiene una mirada extraña o se ha caído y golpeado; todas son buenas razones para llevarlo a urgencias.
No dudar en llamar o acudir a urgencias si tiene un color extraño, piel azulada o dificultad respiratoria.
A veces surgen dudas a últimas horas del día o cerca de un fin de semana y los padres dudan ante la posibilidad de llamar al pediatra. En ese caso existen mecanismos en casi todas las consultas de los especialistas para atender y poder aconsejar acerca de la verdadera necesidad de ver al niño. Así que ante la duda, llamar.
Y por sobre todas las cosas recordar que se trata de un bebé o niño pequeño y que los padres deben hacer caso a su instinto, sobre todo si no ven bien a su hijo.