Hoy todo el mundo hace búsquedas en internet sobre temas de salud, pero no todos los sitios son confiables. Aquí algunas recomendaciones sobre cómo confiar en las opiniones que lees en la web.
Que la fuente sea confiable
Para asegurarte de que la información es creíble, empieza por sitios respaldados por organizaciones científicas o gubernamentales.
Evitar los foros
Estamos en la época de las redes sociales, y allí se reúne todo tipo de gente. La opinión de una persona o de un grupo sobre un tema determinado no debe ser tomada como una afirmación ni como una recomendación. En general las afirmaciones en estos sitios no están documentadas.
Que la información esté escrita por un experto
Cuando se trata de dar información, ésta debe venir de fuentes o profesionales con antecedentes sólidos. Cuidado con consejos dados por personas sin un grado profesional y sin antecedentes. Los profesionales calificados siempre darán a conocer sus credenciales más altas, así como otras certificaciones de especialización. Mirar quién está detrás de la información; cuáles son sus credenciales. Es especialista en el tema?
Se citan estudios sin aclarar la cantidad de pacientes estudiados
Pero, además, si se los mira con detenimiento, tampoco se cita dónde ni cómo fueron hechos los estudios. Siempre buscar dónde fueron publicados, especialmente si son revistas reconocidas que publican estudios revisados por pares. Muchos sitios están diseñados para engañar mediante datos falsos, antiguos o descalificados por la comunidad científica. Un buen ejemplo de esto es lo que ocurrió con los sitios “anti-vacunas” que han usado investigaciones fraudulentas para justificar afirmaciones disparatadas. Ante la duda, siempre acudir al médico de confianza y hablar sobre el tema.
Las recomendaciones que lees no concuerdan con lo que te recomienda tu médico.
Toda recomendación que vaya en contra de lo que recomienda su médico no solo es una mala recomendación, sino que es peligrosa. Si bien puede haber diferencias en los criterios de tratamiento, si tienes dudas, vuelve a consultar con tu médico y habla sobre las posibles alternativas. Llévale la información de la web al médico y discútela con él. Es la persona más indicada y en la que debes confiar.
Evalúa las credenciales
Asegúrate que tu médico esté certificado en la especialidad. Busca su apellido en la web y en las asociaciones médicas. No es suficiente que aparezca en listados de “Los mejores Doctores” o en sitios comerciales que califican con estrellas, éstos en general son de pago. Dónde se formó, ¿cuál ha sido su producción científica?, ¿tiene la especialidad? Debes recordar que porque un médico atienda niños no necesariamente es pediatra. Desconfiar de los profesionales que tienen mucha actividad en la web pero no es posible encontrar sus credenciales.