Habitualmente se confunden las alergias con intolerancias, generalmente alimentarias.
Si bien es cierto que cada vez hay más consultas por este motivo, también es cierto que se hacen diagnósticos a la ligera, sin tener la certeza de que realmente se trate de una o la otra.
En el caso de la alergia, debe haber una proteína de por medio, que al hacer reacción con un anticuerpo del niño provoca una reacción inflamatoria. Esta se puede manifestar en la piel, en el aparato digestivo o el aparato respiratorio. Tal es el caso de la alergia a la leche de vaca (por la proteína de la leche de vaca), al pescado, frutos secos o chocolate.
En el caso de la intolerancia, lo que ocurre es que al no haber suficiente cantidad de una enzima, como por ejemplo la lactasa, no se puede digerir la lactosa, un azúcar que tiene la leche naturalmente. Importante: La alergia a la lactosa NO EXISTE.
En la celiaquía existe una intolerancia al glúten, una proteína que traen algunos cereales, y que genera una inflamación en los intestinos de los celíacos.
Es muy importante saber cuál es la diferencia, hacer bien el diagnóstico e informarse bien sobre la evolución de este trastorno con el tiempo. Algunos, como la alergia a la leche de vaca se curan después del primer año en su mayoría.
Pero la confusión puede llevar a poner una etiqueta a un niño como alérgico o intolerante en forma equivocada.
POR LO TANTO: NO AFIRMAR QUE UN NIÑO ES ALERGICO A UN ALIMENTO O INTOLERANTE HASTA QUE NO SE HAYA COMPROBADO CON CERTEZA. Esto puede acarrearle problemas al niño en el futuro en su vida normal.