Cuándo es el momento para el: “Al rincón!” en los niños
10 Técnicas para el “Al rincón!”
Un “se acabó…al rincón!” debería ser usado como una forma de disciplina consistente y positiva. Sigue estas simples técnicas para ponerlas a prueba en tu casa con tus niños.
1. Darle mucho tiempo inclusivo
En realidad el “al rincón!” se debe tener en cuenta como un estímulo positivo. El estímulo positivo es el tiempo que tiene el niño con una vida “conectada con los padres”. Entonces, cuando el niño se porta mal, esté tiempo de estímulo positivo” se suspende por un tiempo. Como resultado, el niño siente que cuando se comporta bien, las cosas van bien, pero cuando se porta mal se sentirá mal. Así, haciendo una conexión entre buen comportamiento y sentirse bien, el niño mismo se sentirá motivado a comportarse. Para que el “al rincón!” funcione, primero hay que darle mucho estímulo positivo.
2. Preparar al niño
Acostumbra a que conecte su propio comportamiento con el “al rincón!”. Introduce este concepto tan temprano como desde los 18 m. Antes de esa edad estará bien usar la distracción o la diversión para parar los malos comportamientos. Si el bebé gatea hacia el enchufe, interceptas al explorador curioso, lo mueves de lugar, y te sientas entre el bebé y el enchufe. Después de repetir esto varias veces, el bebé entiende. Algunos comportamientos serán inmediatamente comprendidos. Este sistema va cambiando a medida que crecen. Además de suspender o interrumpir una conducta indeseada, ahora debes crear un lugar donde sentarse y crear un sitio o un rincón para “parar”. Si la costumbre es tenerlo mucho en brazos cuando se porta bien, entonces el castigo es dejarlo aparte.
El lenguaje hace que el “al rincón!” sea más fácil. A los dos años los niños entienden perfectamente qué quiere decir “AL rincón!” . Si se portan mal… directo a la silla del rincón. Ellos perciben el tiempo en el rincón como un descanso en su actividad. Algo impuesto por sus padres (que es lógico) y que es la consecuencia de su comportamiento. Cuando son mayores debe haber una explicación algo más detallada. A veces ellos mismos lo saben sin necesidad de que alguien se los diga. Basta con el lenguaje corporal.
“El rincón” cuando no estás en casa
Puedes usar este método en cualquier lugar, donde encuentres un sitio que no sea agradable para el niño. En salidas a las compras, el supermercado o el centro comercial un rato sentado bajo vigilancia en algún sitio aburrido es ideal. Si tienes un coche a disposición puedes sentarlo en el asiento trasero mientras tú descansas (o duermes una siesta) en el asiento de adelante. Por supuesto, por la seguridad del niño, éste debe estar siempre bajo la vigilancia atenta del adulto.
3. Mantener un tiempo corto en el rincón
Acompaña al niño que se ha portado mal al rincón inmediatamente. Un abordaje, corto, simple y explicativo del hecho hace abortar cualquier protesta. No tienes que dar muchas explicaciones si las reglas las has puesto tú antes y han sido claras. NO hace falta explicar mucho, ni pedir disculpas ni darle vueltas al asunto. Si el niño sospecha inseguridades, enseguida empezarán las protestas. Evita gritar: “Ya te lo he dicho mil veces!!!” Si el niño nota inseguridad empezarán las protestas y perderás la oportunidad de que el rincón sirva para enfriar la situación y que la energía del niño baje de intensidad. Mantén el tiempo en el rincón en un corto tiempo. Más o menos un minuto por año de edad. Para los mayores se puede hacer que el tiempo sea relativo a la gravedad del hecho: “Esto es un rincón de cinco minutos!”
4. En silencio
Un niño en el rincón no debe estar gritando. Ni tampoco tú dando sermones y dictando conducta en ese momento. Si tienes cosas que decir lo harás más tarde cuando el niño esté más tranquilo
5. Tú pones el tiempo
Dos minutos no tiene ningún significado para un niño menor de tres años. Un reloj cualquiera (aunque sea el del horno) puede hacer que el tiempo sea más largo. Cuando suena la alarma del reloj eso indica que terminó. Deja que el niño decida qué hacer luego. Puede ser que él siga contemplando o pensando sobre su conducta. No es necesario que lo interrumpamos hablándole. El sabrá qué hacer.
6. Escoge un lugar apropiado
Puedes designar una pequeña silla en un rincón, para los más pequeños, y su dormitorio para los mayores. Pero no debe haber nada en ese sitio que lo entretenga, ni televisión, ni juguetes. Debe ser un sitio aburrido!
7. Qué hacer si el niño se niega a quedarse en el rincón?
Siéntate junto al niño y si es necesario corrige su postura en el lugar que debe estar y le dices: “Yo soy el adulto aquí, y este es el rincón”. Si el tiempo es corto y tú mantienes la calma no debería haber razones para protestar. Si se pone a gritar, pues se quedaré hasta que se calme. Si el niño se rebela ante la orden, entonces darle un mensaje positivo: “Necesitas un rato tranquilo”, o, “será un rato para pensar” o “estarás mejor después de un rato”. En el caso de un niño mayor se le puede explicar con un ejemplo deportivo: “Ves que cuando un equipo no está funcionando qué hace el entrenador? Llama a sus jugadores a parte y les habla, les deja que se calmen y que piensen en qué están haciendo mal. Esto permite que los jugadores jueguen mejor y que el equipo entero juegue mejor” Esto parece razonable pero debemos entender que los niños hasta los 6 años no piensan del todo razonablemente. De manera que si no puedes imponer el rincón por medio de la lógica impone tu poder como padre. Darle al niño el mensaje que irá al rincón no importa cómo. Así que: puede ir y seguir su día como cualquier otro o quedarse parado aburrido todo el día. Para los niños mayores agrega más tiempo por protestar: “ Cinco minutos más por protestar!”. Si las protestas siguen entonces puedes empezar a quitar privilegios, como no ver la tele o quitar la tableta. Dale al niño la elección. “Puedes quedarte en tu cuarto 10 minutos o seguir aburrido todo el día, tú eliges”.
8. El rincón de los pensamientos
Un rato de tranquilidad le sirve al niño para reflexionar acerca de sus acciones; pero además te sirve a ti para tomarte unos minutos para tranquilizarte y pensar una estrategia a seguir. Durante ese tiempo evalúa si es algo menor que no necesita un aleccionamiento posterior o si es algo serio que necesita un tratamiento más intensivo. Si es algo más grave como que lastimó a alguien, le dices: “Quiero que pienses lo que has hecho. Qué pensarías tú si tu amigo te lastimara a ti? Algunos niños saben bien cómo es el ejercicio mental cuando están en el rincón, pero otros no. Este no es momento para sermonear ni hacer discursos, solo dile con hechos, cómo esperas tú que él pase ese rato en el rincón. La impresión más duradera es cuando el niño se da cuenta de las consecuencias de lo que ha hecho, por sí mismo. Eso se llama auto-disciplina
9. Refrescar el aire
Cuando se termina el tiempo en el rincón. Se terminó! Cumplieron su tiempo, y es momento para continuar normalmente con su día. Acuerda con él que esperas que ahora se porte bien y juegue tranquilo. Conviene que organices otra actividad.
10. Los padres como árbitros
Los niños mayores se meten en el juego con gran intensidad. A veces hay muchos niños y muchos juguetes de por medio, lo que los lleva a auto-estimularse en exceso y excitarse, llevándolos a estar fuera de control. Esto no solo es intolerable para los oídos de los adultos (y los ojos también) sino que es contraproducente para el niño también. Si ves que los juegos se están yendo de los límites, llama a un: ”Alto!”; parar todo y aprovechar para enfriar el momento. Quita algunos juguetes, separa a los niños si es posible. Un cuento sentados por 5 minutos ayuda a enfriarlos y hacer un tiempo intermedio
Cuando muchos niños están encerrados jugando a veces es difícil dares cuenta quién es el líder. Por lo tanto basta con separarlos a todos. Mandarlos a sentar en sitios separados alrededor de la habitación, lejos uno del otro por cinco minutos. O uno a la cocina y el otro al salón. A veces los niños mismos agradecen que uno los rescate de “ellos mismos”. Ellos se dan cuenta cuando necesitan un Alivio.
El rincón vs. la penitencia
Un rato a pensar no es un castigo; y generalmente no funciona si se lo toma de esa manera. Usado como un castigo recuerda al jugador que es expulsado del campo por una falta grave. Un tiempo al rincón es un recreo para que el niño y los padres reflexionen. En lugar de verlo como una penitencia en una cárcel, el niño debe tomarlo como una oportunidad para volver a tomar el control sobre sí mismo: Unos minutos para pensar en qué fue mal y cómo solucionarlo. No importa tanto cómo llamemos a este método, lo importante es que funcione. Cuando un niño de dos años se pone molesto en la mesa, lo sientas lejos de la mesa por dos minutos. A veces solo con recordárselo es suficiente. Entre los dos y tres años los niños ya entienden el concepto de “el rincón”.
EL tiempo ese ayuda tanto a los niños como a los padres. El tiempo el rincón le sirve al niño para parar con su mala conducta y al padre para planear la estrategia a seguir. Aunque también previene a que los padres impulsivamente apliquen algún castigo físico al niño. Algunas veces un padre llega a reconocer que el niño lo saca de sus casillas y que tiene impulsos de pegarle. Reconocer esto ayuda a tomarse unos minutos junto con el niño y pensarlo mejor. Un tiempo en el rincón sirve para ajustar la conducta de un niño en lugar de ser un castigo.
El tiempo al rincón para los padres
El tiempo “al rincón” puede ser un recreo para una madre. Cuando los niños no se están portando mal realmente, pero simplemente comportándose en forma molesta, extremadamente infantil, cargosos…mamá puede decir: “Necesito un recreo”. Antes asegurarse que los niños están en un lugar seguro, sin ninguna posibilidad de que se lastimen, entonces se va a otra habitación, ignorando el ruido, y retoma su paz. Una corta sesión de respiraciones atentas (Mindfulness ayuda mucho) conseguirá esto rápidamente. Un recreo para el padre también sirve cuando están jugando con el niño, y éste se vuelve violento y fuera de control. Decirles, por ejemplo, que: ”La verdad es que lo estábamos pasando muy bien, pero ya no. Me voy a sentar a descansar y a leer mi libro hasta que estés preparado para jugar de buena forma otra vez. Cuando estés listo me avisas y volveremos a jugar juntos.”
A veces hay situaciones en que el niño está jugando y gritando de una forma molesta, o se vuelve pegajoso a pesar de que le has dedicado tu tiempo para él solo. Dile que necesitas un rato de paz y tranquilidad. Un mensaje como: “Esto ya está alterando mi paz!”-de forma autoritaria. Así aprenden a respetar los derechos de otros en el ambiente que los rodea.